No sé desde cuando le vino al género humano la manía de acicalarse.
Tal vez los primeros primates se contentaran solamente con despiojarse a la sombra de una buena acacia en la sabana. En eso consistía todo su arreglo personal.
Hasta que un buen día alguien descubrío que una sarta de conchas colocadas al cuello o unos huesecillos de marfil bien ensartados en el pelo, te daban un "touche" de personalidad.
A partir de aquí hombres y mujeres buscarán el adorno y la belleza como parte de su vida diária.
Nuestros antepasados los Cromagnones se pintaban de rojo hasta después de la muerte.
Quien haya tenido la suerte de visitar el Museo del Hombre en Paris, se habrá deleitado viendo el esqueleto del Hombre del Mentón : un Cromagnon Grimaldi, que tiene toda la cabeza adornada de cucos rojos. El tipo medía un metro noventa. Una estatura que no está nada mal.
Pero no será hasta el Neolítico, cuando las mujeres y los hombres harían clientes asiduos de los buenos joyeros.
4000 años antes de Jesucristo en el valle del Indo han comenzado a surgir las primeras ciudades con calles empedradas y agua corriente (yo nací en una ciudad civilizada del siglo XX que no alcanzó esta sutileza hasta 1916).
Mohenjo-Daro y un poco más tarde Harappa son ciudades de lo más modernas. Sus casas tienen varios pisos de ladrillo cocido, con habitaciones bien ventiladas y cuarto de baño. En esos cuartos de baño, las bellezas del momento, conservan toda clase de botes con ungüentos y potingues para conservar el hollejo fino y la tez impoluta.
Tampoco se privan de magníficos jarichis para adornar sus trenzas, ni de collares y broches de oro y plata con filacteria de toda clase de piedras preciosas ¡Cómo me gustan estas nuevas ricas!
Y ¡qué sutileza la de esa danzarina cogida al vuelo por un magnífico escultor mientras realiza los pasos de un gracioso baile!
En Mohenjo-Daro, los hombres portan armas de cobre en la cincha, mientras sus felices matrones ya pueden servir sus guisos en vajillas ricamente labradas. Lo dicho...¡Es el colmo del progreso..., la modernidad!
Por lo demás, estos visionarios no se privan de nada. Al Oeste de la ciudadela de Mohenjo-Daro aparecen los primeros edificios administrativos...¡La hemos pifiado! El mago del clan ha dejado paso al Ministro de Hacienda...
Nos estábamos acicalando y ya se nos echa encima la Declaración de la Renta...¡Seremos majaderos!
En cuanto a la religión no hay templos. Se adora una diosa madre y a un dios fecundo y tricéfalo.
Sus atributos sagrados son el árbol, el falo (ya empezamos) y la serpiente.
Por ello hay que imaginarse a las jóvenes del Indo mirando al cielo y adorando a algo tan terrenal como un falo erguido. Se adoraba al verdadero sentido de la vida, sin entregarse a la necedad y la tristeza que sobrevendrían más tarde.
Visto lo visto, os recomiendo seguir la senda de las bellezas del Indo en lo tocante a su gusto por la seducción y los aderezos. Por sus postulados religiosos, no tomo partido.
Lo de adorar falos depende de las necesidades y los gustos de cada cual.
¡Animo y a seguid guapísimas!
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