miércoles, 22 de julio de 2015

¿Cómo iba a olvidarme de mis heroínas?

¿Cómo olvidarme de vosotras (nosotras), queridas mías?...

¡Al contrario! Porque en estos momentos la vida nos ha hecho pertenecer a esa raza de Eva, que ha de ser más obstinada que nunca. ¡Qué remedio! Cuando en nuestro organismo falla alguna célula caprichosa, sólo hay que adecuarse a los nuevos tiempos. Por ello no importa que todos los venenos y las pócimas que nos suministran en busca de nuestra curación, haya dejado nuestras cabezas más lisas que una bola de villar.

En medio de este desagradable proceso hay un hecho que nos salva : todavía nos queda el cerebro y el sentido común. Exijámosles a los dos la audacia suficiente para soñar con un porvenir más generoso.

Desembarazaros, por tanto, de toda idea pesimista y crear un nuevo orden de prioridades.
Y ese nuevo orden de prioridades, hay una ineludible : nosotras.
Ha llegado el momento de encerrarnos en el universo implacable de las exigencias.

Hagamos el primer diagnóstico : ¿es que acaso hay algo más importante que uno mismo?
No es egoísmo, es realismo. Y un segundo diagnóstico : no podemos concedernos ni la más mínima señal de decadencia. En ello radicará nuestra fuerza. Y eso ha sido el motivo que me ha llevado a iniciar este blog.

Y como el combate permanente exige una imaginación permanente. Y como estoy más que harta de ver en las salas de espera de los hospitales y sobre muchas cabezas, unos turbantes caducos que, más que favorecernos, parecen la legitimación de lo patético, he decidido crear una línea de diademas y turbantes que reivindiquen el poder de nuestras cabezas.

El turbante está de moda. Mejor dicho, siempre estuvo de moda. Porque goza de un dinamismo puro.
Sirve para protegernos de un viento rebelde. Para dominar nuestros cabellos en día de playa.
Facilita una cena imprevista cuando el estado de nuestro pelo roza el desastre...

En definitiva, favorece, oculta y protege. Nos confiere una estética singular, y al mismo tiempo
elegante.  Conclusión : ¿qué nos impide lucir unos turbantes que llenarían de envidia a la gran contadora de cuentos de Las Mil y Un Noche, la mismísima Scheherezade?...Nada.
Nada que no sea guiarnos por estas premisas : que sean favorecedores, coloristas, cómodos y frescos.
Es precioso, pues, que recobre el lugar que le pertenece en nuestra vestimenta.
Sólo se le exige que sea coherente con el resto de nuestra estética.

"Vivir y morir delante del espejo" que diría mi dandi favorito : el divino Baudelaire.  Y lo digo sin reivindicar desde aquí un mundo de frivolidad, sino desde siempre y como siempre, un mondo de comodidad, de fuerza, de belleza y estética.

Todo lo que sea reinventarnos, será a partir de ahora, una obligación. Si el destino no lo ha puesto difícil, si la razón se vuelve furia, comencemos por embellecer nuestras cabezas con un turbante que atraiga sobre nosotras todas las miradas, en vez de ocultar una desfachatez biológica.

Clic aquí para ver el primero turban en mi tienda de Etsy

Clic aquí para ver mis otras creaciones.

1 comentario:

  1. Eres una artista.
    No sólo me gustan tus diseños, si no que además da gusto leer cada entrada en el blog.
    Un beso enorme.

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